
Singapur Airlines
Un vuelo directo desde España a las puertas de Asia: Singapur. Sin escalas y con todo lujo de detalles en clase turista.
Como ya sabéis y si nos habéis seguido en redes, nos hemos ido tres meses de viaje, disfrutando este verano de la mayor parte del territorio asiático y conociendo gran parte de la costa este de Australia. En resumen… ¡Una auténtica pasada! Para emprender nuestro viaje lo hicimos en un vuelo directo desde España justo a las puertas del continente asiático: Singapur. Así que… ¡toma nota porque te va a interesar todo lo que te vamos a contar!
Desde España hay infinidad de vuelos a muchos países de Asia, pero su gran mayoría haciendo escalas y algunas no tan cortas. Eso ralentiza mucho la llegada y al viajar con peques se puede llegar hacer interminable y pesado. Una de nuestras posibilidades era viajar en Ave desde Madrid a Barcelona y coger un vuelo directo a Singapur con la compañía: Singapur Airlines. Pero era algo que teníamos en mente como posibilidad. La gente allegada viajera, nos empezó a contar su experiencia y a decirnos que era una de las mejores compañías del mundo y sobre todo que el vuelo es inmejorable, así que… ¡no nos lo pensamos dos veces!
Barcelona-Singapur, un vuelo de 13h que pasó a ser uno de 5. Esa fue nuestra sensación. ¿Cómo no habíamos descubierto antes esta maravillosa compañía? ¿Por qué la gente no recomienda más este tipo de aerolíneas sobre todo para viajar con peques? Viajamos en clase turista, y es que cuatro personas ya supone un gasto, pero… ¡Ojo! que la clase turista premium tenía una pinta de la leche. Los respaldos eran más reclinables y encima había reposa piernas. La atención era mucho más primaria y servían comida más llamativa. Cuando llegó el turno de nuestro servicio, quedamos francamente impactados. ¡Aunque ahora os contamos más! Vamos por partes.
En el check in ya nos impresionamos cuando podíamos dejar todos, absolutamente todos nuestros bártulos, porque teníamos por persona 70 kg facturados, independientemente del número de bultos. Me encantó, era la primera vez que volábamos tan sueltos, despejados y tranquilos. Esa sensación de agobio cuando vas a la puerta de embarque y estás apurado porque no sabes si te van a cobrar más por tu facturación. ¡Qué gusto! ¡Qué liberación!
Justo al entrar al avión, tan grande y espacioso. Es verdad que ya habíamos montado en boings tan enormes cuando hemos cruzado el charco, pero es que la tripulación era tan amable y atenta. Recibieron a las niñas con un fuerte abrazo. Sus uniformes eran tan bonitos, parecían trajes tradicionales del país. Su pelo cuidado, no se movía ni un abuelillo de sus moños y su maquillaje siempre intacto. Esto no es nada relevante, pero dejarme deciros, que cuando tu eres azafata te fijas en estas cosas. Su presencia decía mucho y su amabilidad puede llegar hacer cualquier cosa negativa se convierta en un buen feedback por parte del cliente. ¡Un 10! Porque esta sensación fue tanto para este vuelo como para todos los que hicimos con esta compañía.
Cogimos unos asientos que no eran la salida de emergencia (porque estos están prohibidos que se sienten menores de edad), pero eran la separación de clases y parecían justo esos. En el mapa del avión al revisar los asientos puedes ver claramente en el dibujo una división y resultaron ser sumamente espaciosos y muy reconfortantes. Parecía justo como si estuvieras en una clase más. Todo un lujozo poder disponer de más espacio para que las niñas pudieran estar más a gusto y tu poder estirar las piernas para descansar algo mejor.
Según nos sentamos nos trajeron unos regalos para las peques. Pensábamos que solo sería un detalle que hacían en la salida de los vuelos de Barcelona pero es que a la vuelta también se lo dieron y en los vuelos a Australia, igual. Unos auriculares adaptados para los más pequeños y unos juegos que en cada vuelo iban cambiando. ¡Incluso un monedero de Stitch! ¿Pero que compañía da estos regalos en clase turista a los pequeñines de la casa? Ellas se volvieron locas de contentas y en cada vuelo estaban expectantes para ver que era lo que las iban a dar.
La comida también nos entusiasmó, y como os he comentado anteriormente, al ser azafatos de tren, es algo que entendemos. Estaba muy rica, la bandeja muy bien equilibrada y de sabor sorprendente. En uno de los vuelos cogimos un plato típico de arroz con pollo, estaba especiado y picaba ligeramente, en otro cogí pasta con pescado. ¡Muy sabroso! Nada seco y de textura adecuada. Sorprendente para ser una comida de avión. Siempre iban acompañadas de una botella pequeña de agua, un trocito de pan, queso, mantequilla, una mini ensalada y un postre. Además podías pedir otra bebida y café o té. No he vivido vuelo que tuviera en turista mejor calidad en el servicio y mejor atención.
¡Ay que se me olvida! Tenemos que mencionar que si vas con peques, les cojas si o sí el menú infantil. Es mucho más completo que el de los adultos y rebosa la bandeja. Con chocolatinas, en el vuelo de ida nos venía una bolsa de chips Lays enorme y todo. No pudieron comerse ni la mitad. Y en los menús de desayuno también es mucho mejor, ya que suelen venir cereales, muffins, o incluso ¡Pancakes!
El resto del vuelo es muy cómodo, depende de las horas del vuelo te dan una prestación o dos. La pantalla tiene un servicio muy completo de películas y series, lo cual hace el viaje muy agradable y entretenido. En general se nos hizo muy corto aunque parezca que es una eternidad. El vuelo de regreso lo hicimos de noche y conseguimos dormir absolutamente todo el trayecto. Nos despertamos cuando fueron a darnos el desayuno y ya apenas quedaban dos horas para llegar.
Singapur Airlines es de las mejores compañías del mundo y ofrece un servicio impecable y eficaz. Sin dudarlo, el próximo viaje a Asia lo haremos con ellos de nuevo. Además viajar a Singapur, aunque sea uno de los países del Sudeste asiático más caros, sale mucho mejor de precio y la capital es perfecta para pasar un par de días y enganchar desde ahí con otro vuelo.