Cataluña

Enoturismo en familia

Enoturismo en familia por las comarcas del Penedès y del Bages en Barcelona: la nueva manera de visitar bodegas con actividades culturales para los más peques.

¿Quién dijo que el enoturismo era solo para adultos? Lo cierto es que, esta maravillosa experiencia de visitar bodegas, hacer catas de vinos y conocer un poco mejor el mundo del vino, su historia, tradiciones y elaboración siempre ha sido una actividad destinada a personas adultas. Pero… ¿Qué pasa con las familias? ¿Los padres ya no pueden hacer este tipo de turismo vinícola?

¡Te cuento! Este último fin de semana de septiembre, hemos hecho una super escapada por las comarcas del Penedès y del Bages, en la provincia de Barcelona. Esta parte era muy desconocida para nosotros y, a pesar de tener conocimientos sobre el cultivo de la uva y saber que es una zona muy rica para la agricultura por las tierras y el clima tan fructífero que tienen, no ha dejado de sorprendernos. Además, nos comentaron que las visitas a las bodegas podíamos hacerlas en familia, ya que, mientras los papis tenemos la posibilidad de hacer los tours, existen actividades culturales y de ocio destinadas a los más peques. Ha sido francamente divertido, diferente y hemos podido hacer algo juntos en u viñedo, como un picnic. ¿No te parece super planazo?

Aún así, no queríamos enfocarnos solo en este tema, ya que nos gusta mucho hacer turismo gastronómico. Además, como ya sabéis, acabamos de llegar de otra escapada por la zona de la Costa Brava dónde nos ha encantado y alucinado su gastronomía. Por ello, también hemos querido aprovechar para seguir complementando y descubriendo más sobre los típicos platos y recetas tradicionales catalanas. ¿Verdad que te apuntas? Creo que es la mejor de las combinaciones: beber más comer. ¿Qué más se puede pedir si encima ofrecen actividades chulas?

Viendo que sigues leyendo y que estás muy interesado/a en este tema, te vamos a contar mucho más de nuestra escapada, dónde nos hospedamos, los lugares que hemos visitado, dónde hemos comido y sobre todo algunas de las actividades que hemos hecho y que nos han encantado.

¿Empezamos con un poco de contexto histórico?

Podríamos decir que los siglos de oro para este sector en Cataluña fueron el XVI y XVII aunque se ha descubierto que la plantación de la vid empezó allá con los asentamientos griegos en la zona de Ampurias en el siglo VI a.C. Estas plantaciones se hacían con fines culturales y religiosos y no es hasta el siglo III a.C, con la expansión del imperio romano, que empezó a utilizarse con fines de consumo.

En el siglo XVIII se produce una gran expansión de la vid por el territorio catalán con la desamortización. Lugares tan fructíferos como las dos grandes comarcas del Penedès y del Bages, repletas de vid de diferentes variedades, crecen cada vez más, produciendo grandes cantidades y enriqueciendo a la región. Esto no duró mucho tiempo, ya que, en el siglo XIX justo en 1879, se produjo la filoxera, una plaga de un mosquito que se enterraba y succionaba toda la savia de las raíces de la vid. Esto hacía que todas las plantaciones se secaran y se produjese una gran crisis no solo en Cataluña, si no en todas las partes de plantación del cultivo de la uva y de manera internacional como en las partes más prósperas de Francia, Italia…

Este grave suceso también provocó la despoblación de los pueblos y del mundo agrario. Las personas que trabajaban en el campo se iban a las grandes ciudades, en este caso Barcelona, a buscar trabajo en las fábricas. ¿Te suena la industrialización? Pues justo fue aquí en pleno siglo XIX. Después de muchos años, mucha gente con dinero, familias que antiguamente tenían bodegas de vino y tierras, decidieron volver a repoblar y producir. En la actualidad, no podemos ver su gran apogeo como lo que fue, pero sí que es cierto que es una de las regiones importantes en este sector para este país.

¿Sabías estos datos? Pues cada bodega tiene su historia partiendo de esta base que todos sufrieron. Muchos dueños tuvieron que abandonar sus fincas, otros las vendieron y gente rica, años más tarde, produjeron y producen ese vino. Sinceramente, la historia de cada una de las bodegas, no solo de vino si no cómo han pasado a producir cava, cómo se creó y cómo se hace, es muy interesante y amena.

¿Dónde alojarse?

Hemos estado alojados en un mismo lugar. El hotel se llamaba Sol i vi, una masía catalana envuelta de viñedos. El hotel es familiar, tranquilo y cómodo. Hemos estado muy a gusto y hemos descansado muy bien. Para la temporada de verano tienen una piscina bastante grande en un jardín precioso donde realizan bodas y eventos. El restaurante se pone hasta arriba, ya que ofrecen una gastronomía local muy rica y variada y con una oferta de vinos muy característicos del entorno.

Teníamos desayuno incluido y, lo que más me gustó es que, no tenían la típica máquina automática que te haces el café y sale aguado. Te lo preparan rico, de cafetera y tienes un desayuno dulce o salado, con una variedad de zumos, frutas y yogures.

Es muy buena opción porque, desde aquí, podrás ir a los lugares que hemos visto a escasos minutos de distancia.

Un paseo por 2 comarcas con un sin fin de actividades culturales

Como ya te había comentado anteriormente, nuestro principal objetivo es conocer y degustar estos vinos de Denominación de Origen (D.O). En la zona, se cultiva tanto la uva blanca como la tinta (allí se llama uva negra), siendo la más representativa la xarelo-lo, que hace vinos blancos o espumosos. Pero también, cabe destacar sus vinos rosados, tintos y cavas. No obstante, hemos combinado esta escapada con actividades complementarias y divertidas en familia.

¿Por qué no hacer este viaje en pareja y activar el modo «tranquilidad»? Porque, para nosotros, es muy importante pasar el tiempo que no estamos trabajando con las niñas y que ese tiempo que sea de calidad, haciendo actividades tanto para ellas como para nosotros y para ambos a la vez. Divirtiéndonos, reforzando el diálogo, la comunicación y ampliando nuestro vínculo a través del afecto, la complicidad…Así, aprendemos cosas nuevas, jugamos o disfrutamos. Pocas veces nos verás hacer algo a solas completamente, ya que nos parece super importantes todos los valores que he mencionado anteriormente y que hacen que estemos más conectados.

Visitando la fábrica de chocolates más increíble

Así que, la primera actividad según llegamos fue ir a la fábrica de chocolate de Simon Coll. ¿Habéis ido a alguna fábrica de chocolate? Nosotros no y, según organizamos el planning para esta escapada, nos pareció muy atrayente la idea.

¿Y si te digo que puedes ir comiendo chocolate durante toda la visita? ¡Madre mía! Aún lo recuerdo y se me hace la boca agua.

¡A las niñas no les dijimos nada! Solo que íbamos hacer dos actividades super divertidas y, cuando entramos en la fábrica de chocolate, empezaron a agitarse emocionadas. No podían creerse que, de verdad, existiese una fábrica de chocolate como en la película y que, además, te permitían comer. Mmmmm a parte de dulce, una visita muy didáctica.

Nos llevaron a una sala donde vimos un audiovisual y nos explicaba cómo es el cacao, de dónde viene y cómo llegó a la península. La chica que hacía la guía era tan dedicada y carismática que nos hizo la visita muy amena y agradable. Nos enseñó como se hacía el proceso, cuántas variedades de chocolate había, el por qué de los porcentajes, de dónde viene el chocolate blanco, cómo son realmente al tacto los granos de cacao… Una experiencia que despierta los cinco sentidos, ya que podrás oler, saborear, tocar, escuchar y ver como se produce.

¿Es realmente recomendable para niños? La respuesta es SÍ, ya que adaptan la visita para ellos. Incluso tienen preparadas cajas sensoriales para ellos, donde el chocolate no es tan puro y las experiencias también son divertidas. Les encantó saber como sale el cacao, tocarlo, cómo huele y, sobre todo, ver como son las máquinas.

Simon Coll es una empresa muy familiar desde 1840 y de alto reconocimiento en Cataluña. Sus ingredientes son elaborados con granos de muy alta calidad, provenientes de Colombia o Gana, y que  producen dos clases de chocolates, siendo el chocolate Amatller el premium del mercado.

¡Ah! No te vayas de la visita sin probar todas las variedades de chocolates que tienen en su tienda. ¿Sabéis cómo es eso de probar antes de comprar? Pues aquí es 100% real. Nosotros compramos un par de tabletas de chocolate y unas mini tabletas para las niñas decoradas de lo más monas. Y, si te preguntas por los precios, son muy asequibles.

Una yincana para conocer Sant Sadurní D´Anoia

¿Sabías que en este pueblo a parte de la fábrica de chocolate, puedes conocerlo a través de una yincana chulísima? Creo que es el proyecto para hacer turismo en familia más divertido y dinámico que he visto.

¡Te pongo en antecedentes! ¿Te acuerdas lo que te he contado anteriormente sobre los viñedos y la plaga? El contexto de esta yincana es que han descubierto en Sant Sadurní de D´Anoia, el secreto para acabar con la plaga y que no se echen a perder las cepas. Para conocer el secreto, tuvimos que ir descifrando los enigmas que van dándose. Este juego es online y podrás ir leyendo los QR que están repartidos por el pueblo.

El inicio de la yincana o primera pista se encuentra justo en el arco de la Plaza del Post Romà. En total son 12 enigmas y, aunque los más mayores tendrán que ir resolviendo porque son algo más difíciles, los más pequeños se creen detectives y les pica la curiosidad por llegar pronto a la siguiente pista. Nosotros adaptábamos el texto con la entonación de suspense para que se metieran en el papel e íbamos de una pista a otra corriendo por las calles como si tuviéramos el tiempo en nuestra contra. Así, las hacíamos partícipes. Nos lo pasamos genial y, la verdad, acabamos exhaustos.

¿Dónde cenar?

Justo aquí en este pueblito, nos recomendaron un restaurante italiano y allá fuimos. Se llama Il Picarolo. El sitio parecía tranquilo, pero de repente empezó a venir mucha gente. Cuando pedimos la comida, entendimos porque se llenaba y es que estaba todo súper rico. El personal muy amable, atento y dedicado. Nos comentó las recomendaciones de la casa y, también, nos sacó un vino blanco de la zona semiseco y afrutado que estaba muy rico.

Sin duda fue un cierre de día maravilloso. Pudimos cenar tranquilos en un sitio agradable y con platos caseros.

Visita a Caves Rovellats en Sant Martí Sarroca

Esta fue nuestra primera visita a unas bodegas de la zona. El plan era perfecto porque, mientras tu haces la ruta, los peques hacen clases de pintura con vino en el porche de la masía. ¿Puede ser más ideal el plan? ¡Espera, porque aquí no queda todo! Hay un broche de oro. Pero, primero, déjame que te cuente todo esto.

Las Caves Rovellats tienen una gran historia. Son de una familia que han pasado de generación en generación, pero con la filoxera y la industrialización quedaron cerradas. Josep Vallès Rovira las compró queriendo hacer unas bodegas modernistas en el siglo XX. Pero, en el último momento, decidió seguir la tradición de la antigua familia que las regía, siguiendo con el mismo método, el mismo cultivo de uvas y mintiendo el nombre original.

En este paseo por la masía además de poder ver los viñedos, también se puede ver una de las casas del siglo XV que fue habitada por los empleados que trabajaban allí hasta el 1975, y una mini capilla con una copia de la Virgen de Montserrat. Lo cierto es que es una pasada, de gran belleza y donde Sandra, que fue nuestra guía, nos contó la historia con mucho cariño y amor, haciéndonos sentir partícipes de esta curiosa historia.

Después de ver un poco las instalaciones, nos empezó hablar del vino y de cómo era ahí la producción. Nos enseñó todas las clases de vinos que hacían y cómo es el proceso que tiene que tener un vino para ser D.O. Después, rematamos el tour bajando a las bodegas, donde tienen almacenadas las botellas de vino.

Me pareció super curioso que, hasta hace bien poco, la eliminación de los sedimentos cuando se quedan fermentando y reposando, se hiciera manual. Aunque, ahora, nos contó que congelaban con una máquina unos centímetros de cuello de botella y, con otra máquina, los quitaban, eliminando así esos sedimentos y dejando el cava claro y cristalino.

Mientas las pitufas estaban pasándoselo bomba con una profe que les estaba dando las clases de pintura con vino. Hicieron unos dibujos super bonitos y bebieron con el porrón el zumo de la uva, llamado mosto y que, por cierto, probé y estaba sumamente rico y espectacular. ¡Qué locura cuando se come y se bebe rico, sano y equilibrado desde la madre naturaleza y sin procesar!

¿Queréis saber qué viene ahora? Resulta que puedes acabar la visita haciendo un picnic dentro de la masía. Tienen largas hectáreas y, también, un mini bar en un porche precioso con enredaderas donde entrar solamente a probar el vino que tienen. Allí nos sentamos en una mesita cuadrada y bajita y degustamos un picnic muy rico y mediterráneo. Muy del estilo catalán: con ese pan rústico, ese aceite de oliva virgen y esos tomates de la huerta. Embutidos, quesos, patatitas y donde probamos algunos de los vinos que nos explicó durante la visita.

Estábamos a la sobra, tan a gusto, bajo un día soleado, en un lugar de película. Fue una experiencia increíble y que recomendaría. Volveríamos a repetir con los ojos cerrados.

¿Sabes cómo es esa sensación de sentirte feliz, habiéndotelo pasado bien y habiendo disfrutado porque alguien muy dedicado ha hecho que eso sea posible? Sin duda alguna un plan que tenéis que hacer porque os va a encantar. ¡Eso sí! Necesitáis reserva previa. Así que, os aconsejo que os metáis en su web y llaméis.

¿Dónde comer este día?

Muy cerquita de allí, nos encontramos con San Jordi Ca la Katy. Un restaurante muy tradicional, con una terraza de lo más cuqui, donde el sabor del Mediterráneo se funde con las típicas recetas de la abuela. ¿Cómo explicarte que nos encantó este lugar?

Esa comida… Aún soñamos con ese sabor del arroz con bogavante. y, ¡ojo! Si estás pensando que será caro, no es así. El arroz era unos 15 euros por persona. Estaba delicioso, sabroso y lo complementamos con una ensalada de queso de cabra con frutos rojos que nos encantó. Sin duda alguna no os vayáis sin probar ahí la crema catalana. ¡Madre mía! que locura! En ningún sitio la hemos probado tan rica; con esa textura tan suave y cremosa y con ese caramelo tostado… ¡Espectacular!

Después de este gran momento, nos fuimos a dar un paseo por Vilafranca del Penedès. Este municipio también es muy conocido por sus vinos espumosos, el cava catalán y sus vinos con D.O.

Si conoces los Castellers, aquí en sus fiestas culturales y tradicionales, podréis disfrutarlas en su mayor esencia. Si vas fuera de estas festividades, os recomendamos sin duda el museo Casa Festa Major. Actualmente es un espacio donde guardan todo el patrimonio folclórico relacionado con las Fiestas Mayores de Vilafranca. Es muy chulo y divertido. Además, las peques se lo pasaron en grande. Pudimos coger una de las cabezas que los gigantes portan en los desfiles, ver un video resumen de lo que son las festividades y muchas cosas más. La visita es cortita pero interesante y a los niños les gusta seguro.

Después date un paseo por todo el casco viejo, tómate un café en la plaza junto a la basílica y piérdete por sus callecitas y rincones. Seguro que te parece una tarde muy encantadora, porque el municipio es muy bonito.

De allí, nos fuimos a cenar a otro sitio que no estaba en Vilafranca, pero solo teníamos 15 minutos en coche y muy poco de vuelta al hotel. Nos lo recomendaron porque es el típico bar-restaurante de pueblo, con mucho ambiente y con comida de proximidad, ecológica y vinos de la zona. ¡Sin duda todo un acierto! Se llama El Centre del Pla. Tienen recetas variadas, típicas del la cocina catalana y tradicional.

Una de las cosas que más nos gustó a todos fue la ensalada de higos. ¡Qué delicia! Pero nos dejamos seducir por los gustos y recomendaciones de la casa y pedimos las cocas variadas, y que también nos gustaron mucho sus sabores. La brandada de bacalao fue el plato estrella, porque las niñas lo devoraron, como la tabla de quesos, que iba de más suave a más fuerte. Y, como ya no podíamos más, escogimos un postre para todos que nos sorprendió muchísimo. Era una bola de chocolate salada con panecitos con aceite de oliva. Simulaban un poco ese chocolate que deja en el paladar un toque salado e intenso. Nos gustó mucho esta mezcla, era diferente y sabrosa.

Visitando una de las bodegas más pequeñas y familiares de la comarca del Bages

El domingo, nos despertamos muy descansados y con ganas de seguir nuestra gran escapada. Nos estaba gustando mucho y se notaba en nuestras caras. Así que, un buen desayuno en el hotel, hicimos las maletas y nos cambiamos de lugar, ya que, después de esta visita, nos volvíamos a Barcelona para coger el ave y volver a casa. ¡Nooooo! De verdad, que pena nos daba saber que se iba acabando el fin de semana.

Nos dirigimos a más o menos una hora de donde estaba el alojamiento. Las bodegas se llaman Mond Obert-Mas de Sant Iscle.

Fue una visita que también nos gustó, pero a la vez nos hicieron partícipes de cómo hacían su tradicional producción y nos sentimos envueltos en su agradable y acogedora historia.

Según nos contó la dueña de la bodega, la cual nos hizo el tour, era la segunda bodega más pequeña. Cuando vimos tal masía, tan bonita, con esos campos tan espectaculares y rodeados de tanto ambiente… ¡No podíamos creerlo! Pero sí, es pequeña en cuanto a recogida y producción y eso lo compruebas después. Pero, oye… ¡Qué ambientazo tenía aquel domingo!

Después de la filoxera, en el pueblo, solo quedó un campo de viñedos. La gente perdió todas sus viñas y, como ya os había adelantado, se fueron a la ciudad a trabajar en la industria.

Esta familia arraigada a la tradición y sin querer que se perdiera todo esto, la compró pero con un objetivo previo: ser un hobby. El dueño y marido de la señora que nos hizo la guía se había jubilado y estaba en casa sin saber qué hacer. Nada le motivaba y decidieron comprar este terreno y explotarlo. Tal fue la pasión que creó por este oficio que, no solo animó, sino que empleó al resto de familia. ¡Muy graciosa la historia! Además, mientras la contaba con tanto cariño y alegría, nos hacía, sin querer, la visita más amena y entretenida.

No querían perder la esencia, la tradición ni el sabor. Así que, siguieron produciendo como antiguamente: a mano. Nos hicieron una demostración de cómo lo hacían, cómo sacaban el vino, cómo lo fermentaban y, luego, bajamos a las bodegas para ver cómo tenían las botellas reposando. Hoy día, han crecido algo más y tienen 20 ha de viña ecológica. La masía es espectacular, ya que está situada entre campos y caminos donde la gente va para andar, hacer deporte, celebrar eventos o, simplemente, se acercan al food truck de la entrada para tomar algo.

Cuentan con un gran abanico de variedades autóctonas, pero lo que les distingue es el Picapoll, uno de sus mejores vinos con D.O. También, el Geürztraminer, siendo la única bodega de Pla de Bages con esta variedad y también D.O. Otra de las cosas que encontrarás es la producción de aceite de oliva, muy rico y ecológico.

Una de las cosas más top es que, cuando acabas la visita, puedes hacer una cata de sus mejores vinos, un picnic en familia en sus viñedos donde podréis escoger el vino que más os haya gustado en la cata y, por supuesto, si os ha gustado algún producto en particular, podéis comprarlo en su tienda. Nosotros nos trajimos dos vinos blancos que estaban francamente muy ricos; con aromas afrutados y muy suaves.

Si reservas la experiencia con tiempo, incluso, tienen actividades para los niños mientras los adultos hacen la visita. Suelen hacer una especie de yincana por los viñedos, donde tienen que ir descubriendo las pistas para llegar a encontrar el tesoro final. Esta bodega, como veis, también se centra en el turismo enológico en familia para que todos podamos disfrutar del entorno, la naturaleza y los productos de la tierra ecológica y muy mediterránea.

Esperamos que os haya gustado mucho esta escapada que, sin lugar a duda, es bastante diferente y en la que podréis conectar en familia, descansar y degustar la maravillosa gastronomía y vinos de estas dos comarcas de Barcelona. Si necesitas más información sobre esta ruta o añadir más actividades y recomendaciones, te sugerimos que hagas click en la página oficial de la Diputación de Barcelona. ¿Te lo apuntas?

 

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